sábado, enero 21, 2006

Yo parto mientras Manuel se queda.


¡Como nos cambia la vida en un segundo!

Cuantas veces he sido conciente que la vida no la tengo comprada. Cuantas veces, me descubro también, actuando como si ella me perteneciera y si la tuviera bajo total control.

Hoy ha sido Manuel la nueva voz que me ha gritado de la fragilidad de la Vida. Por ello y en cercanía a este Manuel, como a tantos otros que nos lo estan recordando, parto a unas ansiadas vacaciones con una conciencia más despierta por el dolor de lo vivido.

Manuel, esta vez eres tú quien se queda y soy yo quién parte. Que tú silencio obligado por la "pena" y el desconsuelo que enfrentas me acompañen en mi descanso, y a mi regreso renueven mi compromiso con quienes se quedan.

jueves, enero 19, 2006

Comienza el Proceso

Concluyo este día con sensaciones encontradas luego de asistir por primera vez a uno de estos nuevos tribunales creados por la "Reforma Procesal", que son como los que veíamos solo en películas gringas.

Encontrarme con Manuel, como inculpado de homicidio, fue una vivencia muy fuerte dado todo el afecto, cercanía, y sueños en carpeta que estabamos construyendo. A pesar de ello nunca he perdido la confianza en él, al punto que no lo pensé dos veces cuando el abogado, como una forma de conseguir la detención domiciliaria mientras dure el proceso, pidió que los sacerdotes que estaban presentes (Padre Alfonso Baesa, Padre Mancilla y Padre Nicolás Vial) y nosotros, amigos de Manuel, (eramos 5 personas vinculadas al mundo empresarial) nos pusiéramos de pié como una forma de garantizar a la jueza de que él no es un peligro para la sociedad y que enfrentará la justicia sin escabullir el desarrollo de este proceso.
La "audiencia de detención", donde se precisaron los cargos y se solicitó la detención domiciliaria (en la Parroquia del Padre Mancilla), fue un momento de gran tensión dado los argumentos del fiscal que intentaba convencer a la jueza del peligro que significaba Manuel de no quedar detenido en la Penitenciería.

Luego de un receso de dos minutos, la jueza dió su veredicto concediendo algo que era muy difícil de lograr. Un triunfo para su abogado, un respiro para sus amigos, muchas lágrimas para Silvia su mujer... y me imagino, una emoción muy profunda para mi amigo Manuel, quién al ver éste respaldo tan cerrado de sus cercanos, debe haber sentido que a pesar de lo violento del momento que vive, este hecho no ha logrado echar por tierra todo el cambio de vida logrado en sus últimos 6 años.

Muchas preguntas quedan rondando, grandes desafíos amenazan nuestra tranquilidad, nuevas y profundas invitaciones comienzan a emerger en mi y en cada uno de los que estamos compartiendo ésta: la historia de Manuel.



miércoles, enero 18, 2006

La Historia de Manuel

La cárcel es el infierno*

Le cuesta empezar: “No es algo que pueda contar con alegría”, dice Manuel Henríquez y comienza su historia: A los seis años escapó de su casa por primera vez, huyendo de los golpes de su madre. Vivió entre la calle y hogares de menores, aprendió a robar comida en La Vega para subsistir y a dormir acurrucado bajo los puentes del Mapocho. A los catorce años lo atraparon robando la radio de un auto y lo detuvieron por primera vez. Ahí fue cuando se reencontró con sus padres por primera vez. “No me veían desde hacía seis años y ni siquiera hubo un abrazo”, recuerda Manuel.
Sus padres lo llevaron a su casa, pero escapó para no volver más. Robó casas y departamentos, asaltó bancos, financieras y casas comerciales. “Quería plata, mucha plata”, reconoce y agrega: “En términos económicos esa vida me compensó. Los éxitos ayudaban a acrecentar mi soberbia y mi egoísmo, estaba enceguecido”.
“Muchas veces me agarraron. La cárcel se convirtió en mi hábitat natural, de hecho pasé 28 años preso”, dice y continúa: “La ‘peni’ es tremenda. Tiene capacidad para 1.600 reos y meten 5.000, todos revueltos en un mundo sin ley ni piedad”. Buscando una manera de fugarse de la cárcel, entró a la pastoral penitenciaria –pues quienes participaban en ella gozaban de una mayor libertad de movimiento-. Ahí fue cuando comenzó su nueva vida. “Por primera vez observé mi entorno y me puse a reflexionar cuánto tiempo había estado ahí sin saber dónde estaba. Vi la miseria, la podredumbre humana, las cosas espantosas que ocurrían… Y no me gustó. Empecé a sentirme un extraño en mi propio mundo”, confiesa.
Cuando salió de la cárcel, el 9 de junio de 1999, entró a una casa de acogida para poder reflexionar. Quería cambiar su historia y ganarse la vida en forma honesta. Pero las cosas no eran fáciles. A causa de sus antecedentes no pudo conseguir trabajo. No podía mantener a su familia –a su señora y sus cuatro hijos- y eso le provocó mucha angustia. Y llegaron las tentaciones: Un amigo le ofreció participar en un asalto por 63 millones de pesos y otro, le pasó dos bolsas de cocaína para vender. Pero Manuel no aceptó.
Lo que sí aceptó fue un trabajo por 30 mil pesos mensuales que le ofreció una abogada. “Es la plata más linda que he recibido en la vida, porque me devolvió la dignidad”, cuenta. Eso le dio el impulso para formar la Confapreco, una organización que busca ayudar a los ex reos y a sus familias. “Mi sueldo no es mucho, pero nunca ha faltado el pan en la casa y estoy contento con mi trabajo”, afirma Manuel y reconoce: “Nunca más pensé en delinquir. Hice un compromiso con Dios, conmigo y mi familia, y lo asumí”.


* Resumen del artículo escrito por Cecilia Eyzaguirre y publicado en el libro “Historias de Esperanza”, Santiago, 2003.

martes, enero 17, 2006

Mi amigo Manuel

Hoy mi corazón desgarrado no logra aquietarse ante el impacto recibido esta mañana cuando me informaron que luego de una riña y en defensa personal, Manuel, mi amigo Manuel, había sido detenido dado que fruto de un accidente y en defensa de terceros murió una persona.

Conocí a Manuel y a su esposa Silvia hacen más de 5 años, cuando luego de escuchar su testimonio de vida le pedí me llamara para conocerle más profundamente y poder acompañarle en el duro tránsito que le tocaba vivir al buscar insertarse laboralmente luego de haber pasado 28 años de su vida en diversas cárceles del país.

Con Manuel y con varios de sus amigos expresidiarios, que conocí con el correr de los años, aprendí a descubrir al ser humano que existe tras la chapa del delincuente, del “patomalo”. Manuel me mostró el rostro humano del delincuente y la complejidad del mundo que habitan. Aprendí por tanto a querer y acoger a muchos de los que hoy matan sus vidas tras las oscuras celdas del penal.

Con Manuel conocí por dentro la miseria humana que arrumbada en penales saturados pagan con creces el daño infringido a la sociedad. Muchas veces con temor, otras lleno de confianza fuimos construyendo esta amistad llena de sueños, de esperanza y de anhelos para el futuro de la rehabilitación de delincuentes comunes.

Aún esta fresco el recuerdo, cuando el último día del año 2005 le di la noticia que un amigo había ofrecido una importante suma de dinero para poder lanzar la segunda etapa del proyecto Renacer, el proyecto regalón de Manuel , y también dar nacimiento, los primeros días de marzo, a la micro empresa “ONG Express”, que estábamos fundando a fin de crear una fuente laboral para los jóvenes que venían recuperando su libertad.

Querido Manuel, he querido recordarle, con éstas las primeras palabras con que doy nacimiento a mi blog personal, pues creo mucho en usted como en la obra que ha hecho nacer, CONFAPRECO (Confraternidad de Familiares de Presos Comunes). No dudo que algún día desentrañaremos el sentido de éste, sin duda uno de los momentos más duros que le ha tocado enfrentar, es por ello que le trasmito a través del ciber espacio toda mi amistad y confianza, en la certeza que no se dejará abatir sino más bien, con nuestra cercanía podrá salir fortalecido mostrándole al mundo, así como lo dijo Juan Pablo II en Chile que “el Amor es más fuerte”.

lunes, enero 09, 2006

me lanzo al mundo

me siento como cuando me subí por primera vez a una bicicleta, ansioso de llegar hasta el final de la cuadra, seguro por saber que alguien me afirmaba del asiento, ansioso por esta nueva aventura y feliz de haberme atrevido a hacerlo.