lunes, octubre 12, 2009

A propósito de la Paz



Balbuceo desde hace meses un sonido de peligro, una nota de atención, un gemido de tristeza y muerte. Balbuceo desde el mismo tiempo, un abrazo de bondad, un deseo de miradas, un anhelo de quietud y paz.
Experimento como que unas lagañas que cubrían mis ojos se van cayendo y mis ojos más abiertos, a la vez que son heridos por el fuego de la rabia, de la violencia, del juicio destructor, son sanados también por la luz de un encuentro, de una palabra de consuelo, de un abrazo sustancioso.
Hoy no vemos en nuestro país a los militares con sus caras pintadas ni las metralletas rompiendo el aire con su ruido desgarrador, aunque algunos si las escuchan como nos lo recuerda cada día el Padre Gerardo que vive en La Legua o la Hermana Carolina en Conchalí… es verdad, los tiempos de la guerra aterradora, de los tanques que pisan el pavimento es un triste recuerdo del pasado… Pero otra guerra soterrada, invisible, silenciosa, esta destruyendo, violentando nuestra vida cotidiana, ha penetrado el trabajo, la familia, las calles atochadas y está desintegrando el alma del país que amamos. Es una violencia con ropajes de delincuencia, con rostro de bulling, con caras irascibles, con rechazos, gritos y agudos bocinazos que surgen de la nada. Es la violencia con un medio ambiente que seguimos impactando, es la violencia del gesto, de la indiferencia, del que no me importa, pues mientras no me toque me da lo mismo… es una violencia de la impotencia que me congela.
Entonces me digo ¿será esta realidad que veo y no quiero asumir, posible de ser transformada, podré hacer que mi corazón, tantas veces indiferente, enrabiado, impaciente, acelerado, reencuentre la quietud, el compromiso, la paciencia, la bondad?
Será posible apelar a un nuevo compromiso de paz, conmigo mismo, con los otros, con la naturaleza, en mi trabajo, en la casa, en las calles, en el colegio, en lo cotidiano de mis actos?¿Pero que es la paz, si tantas veces la digo, la leo, si cada domingo la ofrezco “la paz sea contigo”… de que paz estamos hablamdo?
Amigos queridos, estoy seguro que una revolución se esta iniciando y se irá construyendo un corazón a la vez. Yo he dado un paso y he decido atreverme a hacer el loco. Como decía un amigo: “no quiero más “hacerme el huevón” (mis disculpas por el término pero es el más claro), he decidido “hacerme cargo” .
Estoy seguro que como dice la canción “somos muchos más que dos”.
Si así tú lo crees te invito a que, mirando muy concretamente tu vida cotidiana contestes estas cuatro preguntas. Ahora si te parece de valor estas preguntas hazlas a cuántos más quieras y luego nos envías las respuestas que te han ofrecido. Con ellas podremos iluminar un poco este sendero que decidimos caminar.
Las preguntas son:

+ ¿Cuándo y que me hace perder la paz?
+ ¿Cuándo y cómo encuentro la paz?
+ ¿Cuándo y de que forma atento contra la paz?
+ ¿Cuando y de que forma estoy construyendo la paz?


Gracias por atreverte conmigo.

martes, junio 16, 2009

YO SOY EL CAMBIO


Me siento impelido a cambiar, a asumir que el cambio soy yo y que todo lo que anhelo vivir nace inevitablemente desde dentro de mi, por lo que no puedo esperar que cambien los otros o las circunstancias, o mi señora, o el gobierno, o la bolsa, para que el mundo sea mejor y la vida me sonría.
Yo soy el cambio, yo soy la renovación, y los otros, las circunstancias, vendrán a mi e impactarán mi vida, como una ayuda o como un obstáculo, en cuánto al prisma con que les vea y les reciba.
Eso que constato nuevamente se me reforzó y complementó luego del seminario de Joe Dispenza, al que asistí gracias al regalo de mi amigo Edgardo Vogel, en relación al poder del cerebro. Siempre me resulta fascinante descubrir algo que sabía, algo que había experimentado o al menos algo que intuía. Y hoy, a pesar de que no retuve mucho de las explicaciones científicas que hay detrás de todos estos nuevos descubrimientos en relación a la física cuántica, en particular al cerebro, puedo reforzar mi convicción que la principal fuente del cambio esta al interior de cada uno, pues cuando algo de bien anhela el corazón, todo y todas las circunstancias compilarán para que así sea.
Recuerdo ahora una frase que un día encontré y me impactó: "Un individuo que no cambia debe aburrirse de sí mismo."
Entonces te prometo que haré lo posible para no aburrirme y para por no pedirte que cambies, ya tengo suficiente con intentar crecer y cambiar cada día yo.

jueves, junio 11, 2009

DE CAMINANTES A NAVEGANTES


Escrito por Pedro Alberto Arellano (alias PE)

Tantas veces escucho los reclamos y las dificultades de relación con nuestros hijos y cuantas veces yo mismo me siento frustrado al ver como mis hijos asumen este mundo veloz, interconectado, medio caótico, sin referentes… y que hacer, seguir reclamando desde la nostalgia de que antes era más fácil y más amigable el mundo????
“Desaprender” y liberarme cada día de los modelos y los medios aprendidos en el pasado, es sin duda una tarea nada de fácil. Pero lo intento hacer, pues quedarme pegado al pasado con el potencial depresivo al acecho, o vivir ilusionando un futuro incierto con la angustia viva, es más desgastador y aterrador que hacer día a día el intento de soltarme, abandonarme y dejarme llevar.
Es en este contexto que intento acercarme al mundo de los “navegantes”, con la tozudez propia de un caminante que al menor movimiento de la embarcación se marea o con el peligro inminente de salir fuera de borda cuando el viento amenaza.
Pero ese es el desafío, intentarlo una y otra vez… en una de esas encontramos un nuevo modo de movilizarnos, o mejor dicho un modo complementario que nos permita atravesar mares y emprender nuevos rumbos, continentes desconocidos, que hoy están siendo habitados por hijos, sobrinos y nietos. Estoy seguro que cuando nos vean llegar, como caminantes embarcados, se sorprenderán y encontraremos un lenguaje común , un lenguaje que reemplace el refunfuñar antiguo por un modo nuevo, cercano y directo, con estos jóvenes marineros.

jueves, mayo 14, 2009

QUE DIFICIL ES "NO HACER"


Que difícil es “no hacer” y quedarnos en silencio, sin movernos, cuando vivimos en una cultura donde valoramos y somos valorados; reconocemos a los otros y somos reconocidos, por cuanto rendimos, por los resultados que entregamos como por las acciones que emprendemos
Me ha impactado mucho la vivencia de una joven amiga que luego de permanecer un año en Tanzania, me compartía sobre como las personas, en medio de su más absoluta “pobreza”, se valoraban por el solo hecho de “estar”, de “ser”, de permanecer juntos, ya sea bajo el sol que les quemaba o bajo las esquivas gotas de agua que les mojaba.
Hoy con mi cuerpo contracturado y con dificultad de moverme con la agilidad que me caracteriza, me pregunto: ¿en que momento del camino desviamos el rumbo y nos hicimos esclavos del “quehacer”? ¿Cuando fue que nos quedamos entrampados en este forma de vivir tan deshumanizante?, donde valoramos tan poco el momento, el instante presente, el contemplar, el simplemente vivir y disfrutar, sin la necesidad de justificarme ni ocultarme por no poder mostrar signos visibles de productividad? .
Junto con al relato de mi amiga de Tanzania, recuerdo a otro amigo, ex ministro y exparlamentario, que me confesaba como debía mentirle a sus correligionarios para ausentarse de sus innumerables reuniones de partido a fin de poder regalarse algunos momentos libres durante el fin de semana.
Tengo la impresión que hemos perdido el rumbo, y confieso, que al menos a mi, no me esta siendo tan fácil recuperar esa senda, de paz, de quietud, de simpleza, de mayor presencia. Espero no sea el cuerpo el que un día me ponga frente al muro y me diga…”hasta aquí llegamos, no resisto más”.