martes, junio 16, 2009
YO SOY EL CAMBIO
Me siento impelido a cambiar, a asumir que el cambio soy yo y que todo lo que anhelo vivir nace inevitablemente desde dentro de mi, por lo que no puedo esperar que cambien los otros o las circunstancias, o mi señora, o el gobierno, o la bolsa, para que el mundo sea mejor y la vida me sonría.
Yo soy el cambio, yo soy la renovación, y los otros, las circunstancias, vendrán a mi e impactarán mi vida, como una ayuda o como un obstáculo, en cuánto al prisma con que les vea y les reciba.
Eso que constato nuevamente se me reforzó y complementó luego del seminario de Joe Dispenza, al que asistí gracias al regalo de mi amigo Edgardo Vogel, en relación al poder del cerebro. Siempre me resulta fascinante descubrir algo que sabía, algo que había experimentado o al menos algo que intuía. Y hoy, a pesar de que no retuve mucho de las explicaciones científicas que hay detrás de todos estos nuevos descubrimientos en relación a la física cuántica, en particular al cerebro, puedo reforzar mi convicción que la principal fuente del cambio esta al interior de cada uno, pues cuando algo de bien anhela el corazón, todo y todas las circunstancias compilarán para que así sea.
Recuerdo ahora una frase que un día encontré y me impactó: "Un individuo que no cambia debe aburrirse de sí mismo."
Entonces te prometo que haré lo posible para no aburrirme y para por no pedirte que cambies, ya tengo suficiente con intentar crecer y cambiar cada día yo.
jueves, junio 11, 2009
DE CAMINANTES A NAVEGANTES
Escrito por Pedro Alberto Arellano (alias PE)
Tantas veces escucho los reclamos y las dificultades de relación con nuestros hijos y cuantas veces yo mismo me siento frustrado al ver como mis hijos asumen este mundo veloz, interconectado, medio caótico, sin referentes… y que hacer, seguir reclamando desde la nostalgia de que antes era más fácil y más amigable el mundo????
“Desaprender” y liberarme cada día de los modelos y los medios aprendidos en el pasado, es sin duda una tarea nada de fácil. Pero lo intento hacer, pues quedarme pegado al pasado con el potencial depresivo al acecho, o vivir ilusionando un futuro incierto con la angustia viva, es más desgastador y aterrador que hacer día a día el intento de soltarme, abandonarme y dejarme llevar.
Es en este contexto que intento acercarme al mundo de los “navegantes”, con la tozudez propia de un caminante que al menor movimiento de la embarcación se marea o con el peligro inminente de salir fuera de borda cuando el viento amenaza.
Pero ese es el desafío, intentarlo una y otra vez… en una de esas encontramos un nuevo modo de movilizarnos, o mejor dicho un modo complementario que nos permita atravesar mares y emprender nuevos rumbos, continentes desconocidos, que hoy están siendo habitados por hijos, sobrinos y nietos. Estoy seguro que cuando nos vean llegar, como caminantes embarcados, se sorprenderán y encontraremos un lenguaje común , un lenguaje que reemplace el refunfuñar antiguo por un modo nuevo, cercano y directo, con estos jóvenes marineros.
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