miércoles, febrero 22, 2006

Vergüenza; Pena; Rabia; Desconsuelo


Vergüenza; Pena; Rabia; Desconsuelo…, ni mil años de cárcel podrán recuperar una vida”.
Envuelto en esas sensaciones y en la penumbra de su lugar de reclusión, pude acompañar a mi amigo Manuel quién se desvela cada noche en la soledad de la prisión por comprender ¡Que pasó?! Qué misterio se esconde detrás de ese instante de tiempo en que ese accidente incomprensible tronchó la vida de un joven y en su caso personal destruyó toda “esa felicidad y paz interior que había conquistado” para él y su familia.

“A veces me enrabio por haber cambiado pues la cárcel hoy me ahoga. Antes, cuando no sentía el dolor ajeno ni el propio, todo esto era parte de mi rutina. Hoy no se como vivir aquí en este encierro”.

Quedé muy conmovido del dolor inconmensurable de Manuel y de lo que son sus actuales preocupaciones: En primer lugar la ausencia de paz interior y la intranquilidad espiritual por la que pasa su alma acongojada; de igual forma le duele su familia, su mujer Silvia, a quién algún día deberemos levantar un monumento como expresión de ese amor incondicional por su marido; también le inquietan cada uno de sus hijos; llora también el dolor de la familia del joven que murió… cuanto desconsuelo del que no puedo hacerme cargo me decía. También le persigue la “vergüenza” de enfrentar a tantos que han creído en él y le han acompañado durante estos últimos años. Y le preocupa por último, a pesar de que también tiene mucha confianza en su equipo, la CONFAPRECO (Confraternidad de Familiares de Presos Comunes), entidad que fundó al salir de prisión el año 99 y que ha sido el gran germen de su vida nueva.

Por mi parte le pregunté, como podemos acompañarle. ¿Cómo podemos seguir compartiendo esa amistad, esa cercanía, esa confianza de tantos años? Solo me pidió oración, mucha oración, para que el perdón de Dios llegue sobre él y el perdón de cada uno de sus cercanos llegue algún día a consolarle.

lunes, febrero 20, 2006


Quiero regresar
como cuando partí.
Al regresar, parece ser que se vuelve atrás. Como que vuelvo a lo conocido, al lugar que dejé cuando partí, y es esa nostalgia de dejar lo nuevo y volver a lo cotidiano, que puede embargarnos en nuestro retorno, e incluso, no a pocos, hasta generar una leve depresión.

En cambio al partir, voy hacia adelante, abierto a la novedad, a descubrirlo todo, lleno de motivación y entusiasmo, como si toda la VIDA se abriera para permitirme gozar y descubrir.

Hoy quiero regresar como cuando partí, por ello me lleno de entusiasmo al volver a la ciudad, redescubrir mi casa, volver a mis actividades de trabajo.

...a pesar del ánimo y la búsqueda de novedad, la situación de mi amigo Manuel, de la que me entero al llegar, me aterriza con su dura realidad y me pone de narices contra el suelo. Manuel ha regresado a la Cárcel de Alta Seguridad, y toda la alegría, dentro del dolor, que se había abierto de que hubiése podido enfrentar el proceso judicial, al alero de la prisión preventiva en una Parroquia, se bloqueó definitivamente en una nueva audiencia de detención a la que fue citado… mientras yo me dejaba regalonear por Dios en medio de la naturaleza.

Hoy nuevamente en la cárcel espera que el proceso defina su futura situación.

Aún no puedo ir a visitarlo pues se requiere de un permiso especial, pero apenas lo visite les cuento, para que los que siguen esta historia dolorosa, aunque algún día sabemos, será de esperanza, no le abandonen con sus oraciones.

Por mi parte haré todo lo posible para que este hecho, ni los que vengan, me impidan regresar como cuando partí lleno de entusiasmo y alegría de vivir.